Reurbanización de Sarasate
La calle habla: desconocimiento y dudas por Sarasate
Vecinos y comerciantes de la zona muestran sus inquietudes acerca de la reforma anunciada. La permanencia del arbolado y el cumplimiento de los plazos en la obra, preocupaciones principales

- Paula Mas Ugarte
Antiguamente recibía el nombre de paseo de Valencia, denominación sustituida en 1904 por la que hoy en día conocemos como paseo de Sarasate. Su añejo estilo de bulevar cobró la forma actual con la reforma que se llevó a cabo en 1885 y fue cambiando con las ejecutadas en 1956 y 2011.
Pero ni su nombre ni su forma fueron los que le dieron el protagonismo a este famoso tramo. Su privilegiada ubicación, nexo de unión entre el Casco Viejo y el II Ensanche, ha conseguido que sea uno de los puntos de referencia más importantes en la capital navarra. Quizás por su historia o por su relevancia a nivel geográfico, este paseo ha dado mucho de que hablar.
Esta vez, las dudas surgidas con el reciente anuncio del nuevo equipo de gobierno de reurbanizarlo se han trasladado a la calle. Salvar los árboles es la principal polémica. La obra plantea un proyecto de plataforma única-sin rampas ni escalones- que baje la cota al nivel del Casco Viejo, lo que, según un informe encargado por el anterior equipo de gobierno, sería incompatible con mantener el arbolado existente.
La reubicación de las paradas de las villavesas, las restricciones al tráfico en la zona y el traslado a la Taconera de las seis esculturas reales, que serán sustituidas por otras de autores navarros contemporáneos, son algunos de los principales cambios que se plantean hacer. Tras conocer la noticia de la nueva obra, vecinos y comerciantes de la zona comparten opiniones muy diversas.
DURACIÓN DE LA OBRA
“A mi me parece una buena iniciativa, siempre y cuando la obra no se alargue o surjan problemas mientras se tramita”, confiesa Lucía Sánchez, vecina de Pamplona. Álvaro Munárriz, por su parte, coincide en que la reurbanización “es lo de menos”. “Lo que importa es que se cumplan los plazos y se haga un buen estudio antes de que se empiecen a poner y quitar cosas”.
Para otros, el paseo de Sarasate se ha convertido en un símbolo político, tanto, que hay quienes prefieren no dar su opinión sobre este tema. “La verdad es que no le había dado muchas vueltas hasta que vi que tenía mucha cobertura mediática. Ya se planteó cambiarlo en antiguas legislaturas y si no salió adelante será por algo”, comenta Jesús Beorlegui.
Hay quien la ve como una reforma “absolutamente necesaria”. “Es uno de los puntos más emblemáticos de la ciudad y se nota que está dejado, descuidado. En verano, por ejemplo, los árboles sueltan una resina que se pega en los bancos y hace imposible sentarse. Además, cuando se instala la tómbola se corta casi medio paseo y, si ya hay pocos huecos para estar, se reducen aún más”, señala otra vecina de la capital navarra.
César Magaña, párroco de San Nicolás, ve complicada la reurbanización de este tramo. “No tengo muy claro cómo se plantea hacerlo el Ayuntamiento, pero a simple vista lo veo difícil de llevar a la práctica”, confiesa. Sin embargo, tal como afirma, para la propia iglesia en sí, las obras no supondrían un gran quebradero de cabeza. “Solo quedaría restringido el acceso desde Sarasate. La gente podría entrar desde otros lugares como la calle de San Miguel, así que por nuestra parte no nos afectaría demasiado”, asegura el párroco.
Son muchos los que, desconocedores de los planes de renovación del paseo, se quedaban perplejos tras ver los bocetos del nuevo proyecto. “Visto así creo que daría mucha vida a Pamplona, lo veo como un buen sitio para tomar algo o estar cuando haga buen tiempo”, asegura Laura Mongay, estudiante de la UPNA.
¿Cómo van a hacer con los árboles? es la pregunta en la que la mayoría de los vecinos coincide. “Yo creo que es una idea muy buena y puede modernizar a Pamplona mucho, pero no entiendo cómo van a poder dejar todo al mismo nivel porque hay un espacio considerable, un metro por lo menos”, confiesa María Teresa Ordóñez.
COMERCIOS DE LA ZONA
Goiko Grill, Caja Laboral, Óptica Javier Alforja, Correos... Son muchos los locales ubicados en ambos lados del paseo que se verían afectados en caso de que finalmente la reforma saliera adelante. Arantxa Osambela, camarera del restaurante Ñam, expresaba su conformidad con el nuevo aspecto que tendría el paseo. “Me gusta más de esta forma sin los escalones. Mi madre tiene que ir en silla de ruedas y para llegar hasta aquí tiene que dar mucha vuelta”, explicaba Osambela. Para ella, el principal problema estaría en los permisos para poder expandir o mantener la terraza. “Habría que ver como plantearía el Ayuntamiento este cambio a los bares que tenemos terraza, lo veo el principal dilema”, incidía. Eso si, mientras dure la obra, el negocio se vería “bastante afectado”. “Aunque tenemos un acceso por la calle San Gregorio casi nadie lo usa. Si nos cortan la entrada por Sarasate sería un fiasco”, afirmaba la trabajadora.
Idoia Aguirre, empleada de Viajes Iruña, también a la altura del paseo de Sarasate, manifestaba su rechazo ante la reurbanización. “Me parece que el paseo está bien como está. No dudo que no vaya a quedar bonito, pero no veo claro cómo van a reubicar las paradas de la villavesa que pasan por aquí”, expresaba. Aguirre pone como ejemplo la celebración de la cabalgata hace más de un mes. “Los accesos del transporte comarcal también quedaron restringidos y fue un verdadero caos. Creo que especialmente a horas punta o en juevintxos la obra puede ocasionar complicaciones”, reiteraba.
Aunque las opiniones son muy dispares, la sensación general es de desconocimiento y de duda. Las posibles alteraciones ocasionadas por las obras o la supervivencia del arbolado es lo que más preocupa a los vecinos y comercios de la zona, que no ven con malos ojos la reforma pero sí el proceso para llevarla a cabo.